lunes, 2 de junio de 2014

Proyecto Especial para el Desarrollo de Madre de Dios: se necesita definiciones con urgencia (Lenin Valencia)


 Proyecto Especial para el Desarrollo de Madre de Dios: se necesita definiciones con urgencia (Lenin Valencia)
La publicación del “Proyecto Especial para el Desarrollo de Madre de Dios”, publicado el pasado 11 de mayo, ha generado opiniones y reacciones que vale la pena sopesar y que esperamos continúen, porque los problemas de orden público requieren de la activa participación de quienes somos parte de esta polis llamada Perú y de la capacidad de los servidores públicos para escuchar esa diversidad de opiniones, “sin picarse”.

Con este Proyecto Especial, el Estado peruano reconoce tácitamente que no hay proceso de ordenamiento de la minería aurífera en Madre de Dios que sea sostenible en el tiempo si no abordamos las dimensiones social y económica de la informalidad e ilegalidad en el Perú. No se va generar desarrollo sostenible en Madre de Dios solo con interdicciones, y el gobierno parece haberlo entendido así.

El 20 de mayo, a través de dos artículos, Gabriel Arriarán traía a la reflexión opiniones de expertos sobre algunos de los temas menos claros de esta nueva iniciativa gubernamental. A continuación abordamos algunas de ellas.

MADRE DE DIOS: ¿UN ENSAYO DE RECENTRALIZACIÓN?


En medio de un creciente debate sobre los límites de la descentralización, una de las cosas que más ha llamado la atención de este Proyecto Especial, es la exclusión del GOREMAD del Consejo de Desarrollo Ejecutivo, la principal instancia de decisión de este proyecto. Aunque el alto comisionado para la interdicción y formalización de la minería, Gral. Daniel Urresti, ha señalado que “el GORE es la contraparte del Programa” y que el mismo “tendrá una lógica participación e interacción en el mencionado programa” (ver respuesta de Urresti a Arriarán), la ausencia de esta instancia de gobierno, dentro de la estructura formal de decisión de este proyecto, sí despierta fundadas preocupaciones; tanto así que el propio presidente regional ha manifestado en entrevista a Arriarán su preocupación de que en Madre de Dios se conforme un gobierno paralelo al Gobierno Regional. La pregunta cae por su propio peso: ¿por qué, en vez de fortalecer instituciones ya existentes, nos empecinamos en crear estructuras paralelas de “promoción del desarrollo”?

¿Se procedió de esta forma por problemas de corrupción dentro del GORE? La solución no pasa por excluir a esta instancia de gobierno sino más bien por fortalecer el proceso de descentralización, potenciando por ejemplo el rol de la Contraloría, tal como lo afirma Raúl Wiener. Pasa también por fortalecer canales institucionales de promoción del desarrollo, reconociendo a aquellas autoridades que tienen directa responsabilidad en el diseño e implementación de proyectos de esta naturaleza y sumando esta iniciativa a procesos locales previos de planificación del desarrollo. ¿Este proyecto es parte (o contribuye al logro de resultados) de algún programa o política de desarrollo regional más amplio o es más bien una iniciativa aislada? ¿Será que Madre de Dios no ha producido documentos de política que definan un horizonte de desarrollo? ¿Cómo se suma este proyecto especial a la visión del Plan de Desarrollo Concertado de Madre de Dios? ¿Cómo se alimenta este proyecto especial de procesos previos de planificación como el Plan estratégico de exportación de Madre de Dios o Plan de Desarrollo de los Corredores Económico-Productivos del Sur? ¿Cómo se incorpora este proyecto especial a las dinámicas locales de promoción del desarrollo? ¿Las potencia o las debilita, compitiendo con ellas?

La promoción del “desarrollo sostenible” no depende solo de la armonización de objetivos económicos, sociales y ambientales. Requiere además del fortalecimiento de aquellas instituciones que hacen posible una toma de decisiones transparente y sujeta a rendición de cuentas. No hay desarrollo sostenible sin instituciones que faciliten procesos de decisión que trasciendan camarillas de expertos. Solo así estas decisiones se nutrirán genuinamente de las voces de los sujetos de las políticas, y las autoridades regionales y locales serán auditables ante la ciudadanía. El camino contrario siempre generará natural desconfianza, resistencia y buenas excusas para que las autoridades locales se justifiquen ante eventuales fracasos de medidas como las propuestas en este proyecto.

POBREZA Y DESARROLLO EN MADRE DE DIOS: ¿TENEMOS SUFICIENTE INFORMACIÓN?

De manera simultánea a la publicación del Proyecto Especial, recientes informes del PNUD y el INEI, que ubican a Madre de Dios como una de las regiones con menos pobreza en el país, han levantado discusiones en torno a pobreza, ambiente y desarrollo. De todo lo dicho, tres contribuciones me parecen importantes: ¿qué tipo de pobreza estamos midiendo en Madre de Dios (punto levantado por Carlos Monge)?, ¿qué tipo de políticas se necesita para abordar este problema (Eduardo Ballón)? y ¿qué se debe hacer de manera específica en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata (Augusto Mulanovich)? Sobre este último punto, en enero de este año ya habíamos opinado al respecto y nos reafirmamos: el control del territorio en la zona de amortiguamiento no puede darse solo sobre la base de interdicciones o únicamente mediante acciones de fortalecimiento del sistema de guardaparques. Necesitamos de ambas y de la activa participación de los actores sociales viviendo en ese territorio. Analicemos los otros dos puntos.

¿QUÉ TIPO DE POBREZA ESTAMOS MIDIENDO EN MADRE DE DIOS? TAMBOPATA NO ES MADRE DE DIOS

Parece haber preocupación frente a las halagadoras cifras de reducción de la pobreza de Madre de Dios. ¿Es que necesitamos de tragedias ambientales como la de La Pampa para salir de la pobreza? Carlos Monge nos da una primera pista cuando señala que estas mediciones son en realidad “mediciones del ingreso monetario (INEI) o mediciones en las que el ingreso monetario pesa bastante (PNUD)”. En ellas se le da un bajo o nulo peso a los costos ambientales que tienen que ser asumidos por la ciudadanía y por el propio Estado. Sin embargo, se necesita ir más al detalle. Si hay algo que rescatar del IDH (desarrollado por el PNUD) es que este índice trasciende (o trata de corregir) la visión economicista de bienestar humano, otorgándole a las variable “educación” y “salud” tanto peso como se le otorga a la influyente variable “economía”. Desde esta perspectiva las cosas son más complejas de lo que parecen a primera vista.

Una comparación de la evolución del IDH entre Tambopata y Tahuamanu, entre el 2002 y 2012, revela que esta última provincia, dedicada principalmente a actividades forestales como la castaña y con muy poca presencia de minería, aventaja a Tambopata, la provincia del oro. Esta ventaja se amplía de manera significativa cuando se desagrega el IDH por los factores proxi de educación y salud. Solo en términos de esperanza de vida, Tahuamanu (la provincia no minera) supera ampliamente a los logros de la “dorada” Tambopata. ¿Quién dijo que salvo la minería, todo es ilusión? FIEBRE DE ORO: LO QUE UN DÍA FUE ¿HOY SERÁ?

Eduardo Ballón sostenía en entrevista a Arriarán que “Madre de Dios es una válvula de escape para la pobreza de Cusco y Puno”, haciendo hincapié en las pocas posibilidades que tiene la población rural de estos departamentos, frente a políticas agrarias que han estado más bien orientadas a la gran agricultura. Esta ha sido una de las conclusiones más recurrentes de diagnóstico de los últimos 40 años, para explicar una de las raíces del problema minero en Madre de Dios. Creo que es hora de reevaluarlas, para que iniciativas como el Proyecto Especial se nutran de diagnósticos claros sobre las raíces socioeconómicas y culturales de la devastación ambiental en Madre de Dios.

En contraste con países como Ecuador o Colombia, lamentablemente Perú no cuenta aún con un Censo Minero, a pesar de que el Plan Nacional de Formalización de la Minería (el principal documento de política de ordenamiento de la minería, publicado en el 2010) contemplaba esta medida. Aún con esa restricción, hay indicios razonables para señalar que las dinámicas de inmigración a Madre de Dios por minería han cambiado considerablemente. Mi hipótesis de trabajo, basada en entrevistas y observaciones de campo en Madre de Dios, es que una parte importante de inmigración a las zonas de explotación minera en esta región, sobre todo a zonas poco consolidadas o de reciente explotación como La Pampa, está conformada más bien por jóvenes de zonas urbanas, cuya experiencia de vida y expectativas difieren considerablemente del empobrecido joven rural. Su movilidad y capacidad de adaptación se incrementa gracias a nuestra bendita carretera Interoceánica Sur. En los campamentos mineros uno puede encontrar desde el universitario de Puerto Maldonado que en sus vacaciones se va a cachuelear a un lavadero de oro, por un mes o dos, para comprarse su moto (no necesariamente para sobrevivir al hambre de su chacra), hasta el joven recién egresado de un instituto superior de Juliaca que ha llegado a uno de estos lavaderos para probar suerte, con la emoción y excitación de ganar dinero, rápido y fácil.

Recuérdese que en Madre de Dios lo que se ha vivido desde el 2005 es una fiebre de oro. Estas son circunstancias más complejas que la habitual migración desde zonas rurales a zonas con mayor dinamismo económico por falta de oportunidades. En condiciones de fiebre de oro a veces los factores atrayentes pueden explicar más que los factores que expulsan. La gran fiebre del oro de California en el siglo XIX ya nos daba una lección al respecto: muchos de los involucrados en estos procesos masivos y repentinos de migración no eran necesariamente la gente más pobre de zonas rurales del sur de los Estados Unidos sino más bien aventureros con suficiente capital como para aventurarse en pequeñas empresas con gran riesgo. ¿Puede ser que mucho de esto esté pasando en Madre de Dios? ¿Necesitamos entonces políticas más efectivas para la pequeña agricultura o políticas de creación de empleo en las zonas urbanas de Cusco y Puno? Si no entendemos las motivaciones de la gente que ha decidido migrar temporal o permanentemente a estos sitios, vamos a tener problemas con el diseño de las políticas de desarrollo que definamos para frenar esta situación.

Hasta el momento es difícil saber si dos años serán suficientes para que este proyecto logre sus cometidos, sobre todo por el alcance de las medidas propuestas. Esperamos que en las siguientes semanas haya mayor claridad al respecto y que la promoción de la formalidad pase también por la incorporación formal de instancias locales de gobierno en espacios de decisión como el que se propone este proyecto especial.

EscribeLenin Valencia Arroyo / Programa de Ciudadanía y Asuntos Socioambientales de la SPDA



Fuente: Observatorio Amazonia de Puno y Madre de Dios

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